Ecografía y patología de la rodilla
12-08-2025-Tempo Formación
La rodilla es esa amiga que siempre te acompaña en cada paso, carrera o salto… hasta que un día decide recordarte todo lo que le has hecho soportar. Puede pasar de ser tu aliada silenciosa a convertirse en una auténtica drama queen, con dolor, crujidos y protestas cada vez que intentas moverla. A veces el problema es pequeño y pasajero, pero otras se disfraza de lesiones con nombres tan poco amistosos como quiste meniscal, bursa suprarrotuliana inflamada, tendón cuadricipital lesionado, cartílago troclear dañado u Osgood-Schlatter.
Hoy vamos a poner la rodilla en el centro del escenario, como si fuera el protagonista de su propia película, para conocer a esos “villanos” que pueden robarle la movilidad y cómo reconocerlos antes de que la historia acabe con un final doloroso.
Bursa suprarrotuliana -
La bursa suprarrotuliana forma parte del compartimento anterior de la rodilla y es una zona clave para la acumulación de líquido sinovial en casos de derrame articular. El tamaño del derrame y la posición de la rodilla pueden influir en la distribución del líquido dentro de la bursa, por lo que su evaluación dinámica resulta relevante para un diagnóstico preciso.
La ecografía muestra líquido en la bursa suprarrotuliana ubicada entre el tendón del cuádriceps y el fémur.
Quiste meniscal -
El quiste meniscal es una acumulación de líquido sinovial que se forma junto a un desgarro del menisco. Puede presentarse como una masa palpable o provocar dolor localizado en la línea articular, aunque en algunos casos se descubre de forma incidental. Son más frecuentes en el menisco lateral (75–90% de los casos) debido a la menor resistencia de sus uniones, lo que permite que alcancen mayor tamaño; en el menisco medial, el tejido más firme limita su expansión.
La ecografía muestra un quiste meniscal anecoico (flecha blanca fina) superficial al menisco (men) y profundo al ligamento colateral medial (mcl).
Osgood-Schlatter -
La enfermedad de Osgood-Schlatter es la forma que tiene la rodilla de un adolescente de decir: “basta ya de correr, saltar y jugar al fútbol como si fueras Mbappé”. Se produce por la tracción repetitiva del tendón rotuliano sobre la tuberosidad tibial, lo que provoca inflamación e incluso pequeños fragmentos óseos en la zona. El síntoma estrella es ese bulto doloroso justo debajo de la rótula, que aparece sobre todo en chicos y chicas en plena pubertad y que puede molestar al correr, saltar o subir escaleras… aunque a veces no da ni una pista. La buena noticia es que, como un joven Anakin Skywalker antes de irse al Lado Oscuro, con el tiempo suele corregirse solo cuando el crecimiento óseo termina.
La ecografía de la rodilla derecha e izquierda, respectivamente, muestra una lesión hiperecogénica rodeada de cartílago no osificado hipoecogénico, con engrosamiento hipoecogénico del tendón rotuliano distal (asterisco).
Tendón cuadricipital -
La lesión del tendón cuadricipital suele verse en deportes con saltos repetidos o en desaceleraciones bruscas al correr. El recto femoral es el más vulnerable y, junto con el resto del cuádriceps, forma un tendón de tres capas que se inserta principalmente en la parte superior de la rótula. En ecografía, la tendinosis aparece como un tendón hipoecoico y engrosado, y las roturas pueden ir desde pequeñas lesiones parciales hasta desgarros completos a 1-2 cm de la inserción. En casos dudosos, las maniobras dinámicas permiten confirmar si las fibras siguen trabajando… o si ya han pedido la baja.
La ecografía en eje largo hacia el tendón cuadricipital muestra discontinuidad y retracción de las fibras tendinosas profundas medias (punta de flecha). Se observa un fragmento de fractura lineal hiperecogénico (flecha curva) y un hematoma (H). Las fibras tendinosas superficiales del recto femoral permanecen intactas (flechas). F, fémur.
Cartílago troclear -
El cartílago troclear es como la alfombra suave por donde se desliza la rótula. Amortigua impactos y reduce la fricción, pero cuando se desgasta o lesiona, cada movimiento puede sentirse áspero y doloroso. La ecografía, aunque no siempre sea la estrella del diagnóstico, puede detectar los primeros cambios antes de que el problema avance y empiece a afectar al hueso subyacente.
Irregularidad en la zona media del cartílago troclear con defecto cortical correspondiente a grado 4.
El dolor de rodilla rara vez es fruto del azar. Detrás pueden esconderse estructuras tan distintas como una bursa inflamada, un quiste meniscal, un tendón sobrecargado, un cartílago desgastado o incluso la famosa protuberancia de Osgood-Schlatter en adolescentes. Cada una tiene su propia historia, síntomas y tratamiento, pero todas comparten un mismo mensaje: cuanto antes se detecten, más fácil será recuperar la función y evitar secuelas. La ecografía musculoesquelética, rápida y accesible, no solo nos permite ver lo que ocurre bajo la piel, sino que también nos ayuda a actuar a tiempo, ya sea para confirmar un diagnóstico, guiar un tratamiento o simplemente dar tranquilidad al paciente. Al final, cuidar la rodilla es cuidar la base de nuestra movilidad… y eso merece toda nuestra atención.